¡Soy Nadie! ¿Tú eres quién?
¿Eres – Nadie – también?
¿Entonces somos dos?
¡Calla! ¡lo anunciarían – sabes!
¡Qué aburrido – ser – Alguien!
Emily DICKINSON, 71 poemas. Barcelona: Lumen, 2003.
¡Soy Nadie! ¿Tú eres quién?
¿Eres – Nadie – también?
¿Entonces somos dos?
¡Calla! ¡lo anunciarían – sabes!
¡Qué aburrido – ser – Alguien!
Emily DICKINSON, 71 poemas. Barcelona: Lumen, 2003.
Y en la nuca ese vaho caliente que es el vértigo
del instinto, el miedo a la estampida,
animal adelante, hacia adelante, levantándose
para caer aún, para rendirse
al fin, de bruces, y entregar
el alma porque ya
no pueden más con ella.
Jaime GIL DE BIEDMA, Las personas del verbo. Barcelona: Mondadori, 2001.
[…] me ponía mi bonita corbata del día, me iba a repartir las palabras de la filosofía, las palabras inaccesibles, unas encima de otras, era como una casa del orgullo. No se puede decir adiós a las palabras sin cierta tristeza, por otra parte, doctora, debería explicarme la fisiología de la tristeza. Oscilo entre la tristeza y el aburrimiento, la tristeza me sirve para recuperar un poco las fuerzas que el aburrimiento abate inmediatamente.
Yasmina REZA, En el trineo de Schopenhauer. Barcelona: Anagrama, 2006.
Voy por la noche, sabes,
haciendo versos;
tengo un dolor dormido,
no le despiertes.
¡Cállate, si te gusto,
estoy alumbrando!
¿No ves la noche que me mira como tonta?
Gloria FUERTES, Aconsejo beber hilo. Madrid: Ediciones Torremozas, 2004.